La búsqueda de la felicidad es una cuestión fundamental en la vida de las personas. Se podría decir que las personas, desde siempre, han buscado la felicidad como el objetivo más importante de su existencia.
Epicuro (filósofo que vivió en el siglo IV y III antes de Cristo) es el representante más importante del hedonismo (que es una ética teleológica) y reflexionó sobre la felicidad. Su argumento filosófico: una vez que tienes dinero suficiente para cubrir las necesidades básicas puedes comenzar a ser feliz, siempre que tengas tres requisitos: amigos, libertad y ser capaz de reflexionar con sabiduría sobre tu propia vida. Es decir, tener mucho dinero no es lo que da la felicidad a los seres humanos, sino compartir tu vida con quienes quieres, saber tomar decisiones sobre lo que es verdaderamente importante y ser independiente económicamente.
Epicuro culpaba a la publicidad (engañosa, seductora) de que la gente no sea feliz, ya que nos hace creer que nos faltan muchas cosas y que, cuando las tengamos, seremos felices. Esto es un error.
El mensaje de Epicuro está muy vigente en la actualidad: lo realmente importante en la vida es descubrir las verdaderas necesidades del ser humano (tener amigos, ser independientes y reflexivos), saber dirigir nuestras vidas no dando espacio al consumismo como manera de escapar de la soledad y de evadirnos de nuestros problemas; comprar y tener cosas como sustitutos de los ingredientes de la verdadera felicidad (hedoné).
Creo que es muy difícil evitar la influencia de la publicidad en la sociedad actual, ya que los anuncios van dirigidos a identificar el consumo del producto anunciado con la idea de que así vamos a tener más amigos, somos más libres o se nos solucionan nuestras preocupaciones… y lo hacen con recursos técnicos (color, sonidos, imágenes) muy sofisticados y que están estudiados psicológicamente para influenciarnos en nuestras decisiones.
También, hoy día, cuando se dice que una persona es hedonista, queremos decir que se trata de una persona que sólo piensa en pasárselo bien, en divertirse, en buscar el placer por el placer… sin pensar en las consecuencias. Este significado no es realmente el que le daba Epicuro, ya que el dice que hay que disfrutar de la vida pero con sensatez, sin abusar de los placeres materiales porque, entonces, conseguiríamos el efecto contrario (enfermedades y desequilibrios psíquicos). La idea sería disfrutar de los placeres de la vida (con amigos, siendo libres), pero con moderación y templanza. Todo esto en su justa medida es lo que proporciona la felicidad a los seres humanos.
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