Sinope se convirtió en leyenda cuando aún vivía, había veces que lo tomaban como héroe y otras como un loco. Durante toda su vida sirvió a la filosofía, por lo que es un ejemplo a seguir.
Diógenes de Sinope vivió en el siglo 4 a.C. su padre era un acuñador de monedas. Toda su familia provenía de Sinope (Turquía actual).
Cuando era joven, fue acusado de adulterar las monedas y enviado al exilio.
Al ser expulsado de Sinope, viajó hasta Atenas donde conoció al filósofo griego Artístenes, éste defendía el Kynismo que defiende la acción de negar las leyes sociales, sino que también describe la acción de negar la moral existente y las leyes culturales.
Diógenes se convirtió en el mejor alumno de Artístenes.
Diógenes vivió una vida ceñida a los ideales del cinismo. Viajaba por todo el mundo y cuando le preguntaban de donde era él siempre contestaba que era cosmopolita.
Más tarde, Diógenes cayó en las manos de los piratas que lo vendieron como esclavo a un rico de Corinto, su nuevo amo, al ver lo inteligente que era, lo puso como tutor de sus hijos.
A pesar de todas las penurias que pasó, Diógenes siempre fue fiel a su filosofía. Murió siendo esclavo.
Se decía que vivía en un barril y que en los días soleados salía con una antorcha, cuando le preguntaban el por qué de llevar esa antorcha el contestaba: “estoy buscando a un hombre honesto”.
Su peculiar estilo de vida, su extrema agudeza y su irresistible energía, hicieron de este filósofo una leyenda de la Antigua Grecia. También el cuestionar todas las morales públicas le convirtió en una leyenda.
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