sábado, 28 de mayo de 2011

El problema de la identidad en la era postnacional

El sentimiento nacionalista que tiene una persona de identificarse con una sociedad concreta, caracterizada por tener una lengua, una religión, una cultura, una etnia, unas costumbres, una comida, etc., está cambiando porque en la actualidad tenemos una crisis de identidad nacional motivada por la globalización económica, social y cultural que ha supuesto un cambio muy profundo y de dimensiones internacionales en la ecomomía, la tecnología, la política, la sociedad y la cultura.
Estos cambios están basados en la creciente comunicación e interdependencia entre todos los países del mundo y tratan de extender el modelo económico, político y social de los países desarrollados (mundializar la economía capitalista y la democracia), integrando, a nivel mundial, el comercio, los bancos, las comunicaciones, el conocimiento y la cultura. En este contexto, parece que son las empresas multinacionales y los medios de comunicación los que tienen mucho poder (sin las nuevas tecnologías no sería posible la globalización). La globalización ha aumentado la desigualdad entre países pobres y ricos y está acelerando el cambio climático, el pensamiento único y el desplazamiento de personas. Estos cambios generales del mundo nos afectan en nuestra vida diaria, en lo que hacemos, en nuestros gustos y aficiones, en nuestra forma de divertirnos y de sentir.

La globalización ha conllevado un gran desplazamiento de personas hacia las sociedades más ricas. Estos cambios tan bruscos suponen conflictos sobre la identidad nacional y es necesario aprender a convivir con la diversidad cultural en estas sociedades cada vez más diferentes en tradiciones, idiomas, costumbres... Además de los factores económicos, están los sentimientos de identidad nacional, los valores democráticos de igualdad, justicia y libertad, y el estatus de las personas de esa sociedad compleja donde, por ejemplo, unos son ciudadanos, otros extranjeros y otros inmigrantes. Es decir, si eres extrajero o inmigrante, no tienes los mismos derechos que los ciudadanos de esa sociedad. La consecuencia de todos estos cambios y nuevas situaciones es una crisis del concepto de identidad nacional.

También influye que nos encontramos en la era postnacional (J. Habermas): aunque vivamos en un mundo formado por naciones independientes, en realidad, estas tienen menos soberanía o poder político porque los gobiernos estatales ceden poder por abajo (por ejemplo, el caso de España: a las Comunidades Autónomas y a los Ayuntamientos) y por arriba (España cede poder a la Unión Europea). Lo que está claro es que si los problemas actuales tienen una dimensión global, también necesitan respuestas globales, y esto no lo puede hacer sólo un Estado. Por otra parte, mientras la ONU no sea un verdadero gobierno mundial inspirado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los derechos de ciudadanía continuarán dependiendo del país donde se vive y las leyes del mercado tendrán mucho poder.

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